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Sortida Granera - 03.04.11 - a les 7:45 en la rotonda de Castellar


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L´ARIEGEOISE 2010

miércoles, 30 de junio de 2010

Tarascón sur Ariège, France.

Son las 6 de la mañana, los primeros rayos de sol empiezan a dibujar el perfil de las montañas, esas montañas que se interpondrán en nuestro camino hacia el cielo y esos rayos que nos calentarán hasta hacernos hervir la sangre en las venas.

Empiezan a llegar ciclistas con ilusiones y objetivos en sus mentes, algunos harán realidad sus sueños, otros se quedarán en el intento y ese es su error “el intento” los retos se hacen o no se hacen, pero no se intentan.

Tras una corta noche de no más de cuatro horas intentando que Morfeo se posara en mis párpados, el despertador nos anunció que había llegado el día, que los entrenos se habían acabado y que el resultado nos mostraría la efectividad y los frutos de los mismos.

Así que empezamos a vestirnos cuidadosamente, no podíamos dejar nada al azar, la suerte es para los que la buscan, no cae del cielo.

Nos dirigimos a la Boulangerie que teníamos al otro lado de la carretera, la cual usamos de apoyo logístico, nos aseamos, tomamos un gran café y nos hicimos con una buenísima eau mineral que aliñamos con sales e hidratos; tomamos una buena dosis de ellos y acabamos con el ritual de la equipación como si de toreros nos tratásemos.


Montse y yo nos dirigimos hacia nuestros respectivos puestos de salida, nos realizaron el control de los chips y nos introducimos dentro del pelotón, de la serpiente multicolor, de l´Ariegeoise 2010, la tensión se podía ver en la mirada y los gestos de los participantes, mientras pude contactar con Miki a través del móvil y localizarlo viendo su brazo agitarse al otro lado de la valla, era imposible llegar hasta allí, de todas formas yo tenía otros planes.

Son las 8:00 hrs, “¡Cinc, quatre, troix, deux, un!...... Un estruendo rompió el murmullo, la gente empezó a inquietarse y a moverse hacia delante aunque aún no se veían indicios de movimiento en el pelotón, por fin se mueve y como corderos hacia el matadero uno detrás de otro los ciclistas empezaron a clavar sus calas en los pedales y a moverse con lentitud debido al movimiento de arranque en acordeón del pelotón, mientras yo parado al final de la recta de salida, tranquilo, concentrado y con un propósito, sacar el diploma oro, algo que nunca había buscado en ninguna prueba pues no me gusta la competición, pero quería sentir la sensación de conseguirlo aunque solo fuese una vez y ganarlo yo, con mi esfuerzo, sin usar el abrigo del pelotón para avanzar fácilmente, ese no hubiese sido mi oro, ese no hubiese sido yo.

Una vez salieron todos miré hacia el cielo, fijé la mirada en el arco de salida, clavé mis calas a los pedales y empecé a pedalear pausadamente hacia la línea de salida, ya empezaban a cerrar el paso con la cadena para la siguiente prueba cuando pasé por debajo del arco de salida, me miraron con cara de sorpresa, supongo que pensando que habría llegado tarde y que tendría que apretar los dientes para coger un lugar en el pelotón, que nunca sería el que pudiese haber cogido arrancando con el grupo, pero que sería el que me ganase a pulso, el que me llevase a mi objetivo sin ayuda de nadie.

Empiezo a cruzar Tarascón las aceras están llenas de gente animando a los participantes, el pelotón empieza a estirarse de una forma rápida y antes de un kilómetro ya lo pierdo de vista, solo se ve un pequeño grupo a lo lejos. Es hora de ponerse las pilas, meter el plato, bajar piñones y apretar el culo. Así que empiezo a pasar rezagados hasta alcanzar el primer grupo, veo que la velocidad de crucero es baja y sin pensarlo dos veces me voy hacia delante y sigo mi marcha en busca de otro grupo, se me ponen a rueda un par de chupones pero eso me da igual yo voy a lo mío, a por mí oro.

Las piernas están finas y mi objetivo es cruzar Lavelanet a las 9:00 hrs, sigo rodando fuerte y alcanzo el siguiente grupo con un chico del Tomás Domingo tirando del mismo, paso a cabeza y veo que no hay relevos, le pregunto “qué pasa?” Y me dice que la gente va en plan conformista, le digo que se pegue a rueda y me lo llevo hacia delante, esta vez solo se engancha uno.

La gente en Francia se entrega a los eventos deportivos y el ciclismo es parte de ellos, conocen la dureza de sus puertos y tienen respeto hacia los ciclistas, cuando ruedas por sus carreteras no oyes ninguna queja, se esperan detrás de ti hasta el momento adecuado para avanzarte, procuran dejar la distancia necesaria y por cada pueblo que pasas la gente está en la calle animando, niños, mayores, bomberos haciendo sonar las sirenas, majoretes, bandas de música, en fin el día es una fiesta para todos.

Llego a Lavelanet a las 8:50 perfecto por debajo del tiempo marcado, las sensaciones son buenas y mi siguiente punto de referencia es el primer puerto, el Coll de Sarnac debo cruzarlo a las 9:30, empiezan las primeras rampas y mi compañero del Tomás Domingo me dice “ahora comienza el baile” así que lo miro y le digo “ y aquí a que hemos venido? a bailar?...., pues bailemos”, sigo con el plato y no lo quito en los 3 kilómetros de puerto, tiene unas rampas medias y eso es mi terreno así que cruzo por la cima a las 9:20 hrs con una media de 29´5 km/hrs, esto empieza a ponerse bien pero hay que ser cauto pues es solo el principio, me alimento con un gel y me hidrato, algo que le repetí a Montse y Miki que sería muy importante a lo largo del día pues el señor del mazo nos esperaba en la parte final.

Seguimos la ruta y cruzamos varios pueblos situados en zonas altas y no catalogados como puertos, Merviel, Sommet Sautel, el siguiente punto de control es Dun a 54 kms de la salida, por debajo de las 2 horas es un buen tiempo, lo clavo en 9:42 a una media de 30´3 km/hrs, hasta el momento tengo la sensación de que la marcha es solo bajada y es que voy fino. Llegamos al primer avituallamiento en el kilómetro 76 pero no paro, aquí es donde puedo empalmar con gente de más nivel, esto es estrategia de carrera como las paradas en boxes de la F1.

Empezamos el segundo puerto el Col de la Babourade y enlazamos con otro grupo este ya de unos 20 componentes en el cual ya hay gente con bastante nivel, yo sigo a lo mío y me voy hacia delante no puedo perder tiempo, un segundo al final puede tirar por tierra mi objetivo, así que me pongo en cabeza y tiro del carro haciendo ciscos el grupo, je, je, es un placer llegar y liarla, nos vamos un pequeño grupo de unos seis ciclistas entre los que ya no está mi colega del Tomás Domingo.

Ahora comienza una sucesión de 3 puertos siempre en subida contínua con un total de 42 kilómetros de ascensión, quito el plato y empiezo a mover más cadencia pero sin ahogarme en ella pues mi estilo es más de arrastrar algo de desarrollo aunque sé que esto acarrea consecuencias, pero si no consigo mi objetivo será por abandono, porque reviente, pero no por no apretar lo suficiente.

El ritmo es bueno y cruzo la cima del segundo puerto a las 10:50, muy por debajo de lo previsto, esto me anima y me hace ir cogiendo gente y pensar en la próxima cima el Col de set Frères con 110 kms de prueba, el agua ya empieza a escasear y debo regularla pues el calor está empezando a ser considerable, yo sigo con mi séquito de chupones a rueda y ya en la parte media alcanzo a una pareja con muy buena planta que van tirando con un ritmo alto, me quedo detrás de la chica y recupero un poco, más adelante en Les Cabanes donde ellos se quedaron a descansar me enteré que venían del país Vasco, tras recuperar las sensaciones me pongo delante pues el chico se estaba comiendo la subida sin ningún relevo y pongo un ritmo algo más fuerte, el grupo se rompe, yo por un lado y los demás por detrás, je, je, miro mi bici y no veo motor alguno pero voy como una moto así que hago cima y me voy directo hasta el avituallamiento en el kilómetro 115, me tomo un gel, me hidrato, lleno el bidón y cojo unas barritas de fruta confitada, mientras veo pasar a la pareja de vascos que no paran en el avituallamiento.

Salgo rápido y cojo el ritmo sin problemas, el calor ya es sofocante y antes de llegar al cuarto puerto del día vuelvo a pasar a la pareja, la media ha bajado a 28´2 km/hrs pero no me preocupa pues me dicen que luego hay una bajada muy larga hasta Les Cabanes, en las últimas rampas del Col de Marmare suena la alarma, me da un pinchazo en el vasto interno del cuádriceps, peligro estoy jugando con fuego no me puedo poner de pie en los repechos, era de esperar que el abusar de desarrollo podría llevarme a ello, pero y lo que he disfrutado?, bueno llega la bajada prometida.

Pero no es oro todo lo que reluce, la bajada está llena de repechos que junto a una temperatura de 35ºC empieza a hacer estragos entre los participantes, empiezo a pasar a gente que no va fina, sabiendo lo que nos espera me pongo las pilas y me empiezo a hidratar a saco, necesito líquido en los músculos para evitar esas rampas que me dejarían KO, para rematar la faena la bajada final a Les Cabanes resulta ser una carretera estrecha, bacheada, con gravilla suelta, con un acantilado descomunal y con una serie de curvas de 180º entre las que no te da tiempo a coger velocidad pues tienes que frenar en cuanto te lanzas. Pienso en Montse, en lo mal que lo pasará pues tras una caída en bajada hay un proceso hasta que te vuelves a soltar en las mismas. Pero sé que es el momento de jugársela y soltar el freno, así que voy trazando constante a la espera de no perder tiempo de velocidad media, así llego a Les Cabanes con 28´4 km/hrs, 148 kms en las piernas y con sensación de mejoría en mis cuádriceps.

Bebo agua, recargo el bidón y me marco una carrera con la chica de las naranjas a ver quién va más rápido, ella cortando o yo chupándolas, le gano por goleada. Pillo 2 trozos de bizcocho de miel, 2 barritas de fruta y no cojo nada más pues las grasas del queso y el salchicón no serían las mejores aliadas para el calvario final.

Son las 13:00 hrs llevo 5 horas pedaleando, me queda subir Plateau de Beille y tengo 2 horas y media de margen, si sé controlar mis cuádriceps y me marco una media de 8 km/hrs, en 2 horas lo tengo hecho.

Empiezo el quinto y último puerto del día, las primeras rampas se hacen duras pero la gente en los laterales te ayudan a pasarla con buen ritmo, sigo sin ver a mis compañeros de fatigas Montse y Miki, llegamos al segundo kilómetro con una inclinación media del 8´6 % y empiezo a pasar cadáveres que pedalean como máquinas sin levantar la vista al frente, yo voy bien regulando la velocidad cuando a lo lejos veo el maillot de los Blacks rodeado de un séquito de guarda espaldas, je, je, es Montse que está realizando la Mountagnole una pruba de 118 kms con un desnivel de 2600 mtrs +, algo impensable para alguien con tan poco tiempo en bici, tan poco entreno y una reciente caída. Una sonrisa me cruza de oreja a oreja y me dan ganas de llamarla a gritos, pero hoy las fuerzas hay que usarlas para pedalear así que me acerco hasta donde me dejan los guardaespaldas y le siseo, ni puñetero caso, la llamo por su nombre y entonces sí me mira, me sonríe y le pregunto cómo va? y me responde positivamente aunque como ella dice siempre, pisando huevos, a mi pesar tengo que seguir pues yo vine a buscar algo y necesito subir a un ritmo más rápido, así que subo la cadencia y marcho hacia mi objetivo.

Paso el tercer kilómetro y llego al temido cuarto kilómetro al 10 % de media en el que el sol va fundiendo a los participantes, el reloj va cada vez más rápido, el velocímetro no pasa de 8 km/hrs y los cadáveres caminando junto a sus bicicletas cada vez son más numerosos, la sensación de caminar junto a la bici debe ser de absoluta decepción, yo solo sé que no me bajaré de ella que si no puedo más me caeré de lado pero seguiré pedaleando hasta el último ápice de fuerza.

Paso un punto de avituallamiento líquido en el que me ofrecen agua sobre la marcha en un vaso pero no quiero perder ni un segundo y le indico que no con la cabeza, a la vez van mojando a la gente con unas mangueras y por desgracia a mí solo me tocan unas gotas, luego me arrapentí de no coger ese vasito de agua, ese pedacito de vida, el calor es agobiante 38ºC y ni una sola sombra, es la parte más dura, parece que los kilómetros no pasan y por un momento veo que el reloj va más rápido que yo, la gente echa el pie a tierra y por fin llega el kilómetro 6 solo quedan 10,5 kms y en el reloj marcan las 13:50 hrs, tengo tiempo pero no me puedo relajar pues el margen es corto y un pinchazo o una rampa me pueden hacer perder todo. Estoy afrontando una fuerte pendiente pegado a la derecha cuando a la izquierda veo un casco blanco modelo Whisper, una Specialiced roja y una indumentaria del Club Triatlón Terrassa, es Miki y va caminando? “Que pasa Miki?” Su respuesta fue sencilla “tengo rampas y no puedo pedalear, me caigo cuando lo intento” esto no me lo esperaba, yo podía estar un punto por encima de él pero con su calidad, saliendo delante mio y su técnica bajando, esperaba encontrarlo en línea de meta o alcanzarlo en la última ascensión pero no a pie, después me contó que tenía muy buenas sensaciones hasta Les Cabanes y que conocía Plateau de Beille, pero el hombre del mazo no tiene piedad y el coctel de calor, puertos y distancia podía provocar el desastre que acabó pasando, luego me contó que en su caminar descalzo sobre el asfalto se le iban pegando a los calcetines los trozos de alquitrán que con el calor se iban deshaciendo del asfalto.

Los siguientes 4 kilómetros trascurrieron con pendientes medias del 8 al 9,4 %, yo casi no podía abrir los ojos pues en el segundo avituallamiento paré a coger agua y me enchufaron la manguera dentro del casco mojándome enterito, con lo que el sudor mezclado con la crema solar se me metía en los ojos y me enturbiaban la visión. Me pasó un ciclista con la ropa de la selección Venezolana, lo seguí un rato pero tuve que desistir pues su ritmo era más fuerte que el mío, no lo había visto en todo el día así que debió salir antes que yo, je, je, como todos y parar un buen rato a descansar a pie de puerto.

Sabía que faltaba un kilómetro al 11% de media el peor de todos, pasé a un chico que caminando intentaba empujar a su pareja para que esta pudiese arrancar a pedalear pero esta no podía, la sangre comenzaba a hervir en las venas pero de repente vi un cartel amarillo “SOMET 5 KMS” se me iluminó la cara una sensación de alegría recorrió mi cuerpo y sentí que esto ya estaba hecho, no sé de donde saqué las fuerzas pero las piernas empezaron a funcionar y comencé a pasar gente a un ritmo constante, entonces aflojé el pedaleo miré el reloj, vi que llevaba mucho tiempo de sobra para mi objetivo y decidí asegurar el físico, quería disfrutar del momento cerré el puño y me animé a mí mismo diciendo “Lo tengo, ya es mío” y a falta de 2 kilómetros no pude esperar más, la gente cada vez era más numerosa pues las familias habían ido a recoger lo que quedaban de sus familiares o amigos y no paraban de animarte, en algún momento escuché “¡Allez Tom!” y es que yo vestía los colores del campeón Belga Tom Boonen, me giré y vi a un futuro ciclista de no más de 10 años animándome, así que me puse de pie entregué el alma sobre la bici y volé con una sonrisa de oreja a oreja, ya todo era plano en mi corazón no había dolor, ni sed, ni calor, solo veía los carteles de distancia a meta, llegué a la zona de vallado y crucé la línea de meta esprintando con un tiempo de 7:02min, me sobraron 28 minutos para mi oro, no podía hablar, me recibieron con agua y recuperador isotónico, me quitaron el chip y me dirigí a tumbarme en el césped, a respirar y a hidratarme, donde tras 20 minutos de sentir que el corazón me salía por la boca, volví a sentirme persona y a recuperar ese corazón perdido por el camino.

Tras 45 minutos me levanté y fui a la zona de llegada a preparar recuperador para Montse y mi sorpresa fue encontrarla allí, ella también lo había conseguido, un reto si cabe aún más duro que el mío, me alegré como si fuese propio, se lo merecía y tenía todo en su contra, pero ella sabía que podía lograrlo, de Miki no supe nada hasta la noche, al final subió andando y tal como llegó se dio la vuelta para hacer lo que solemos hacer los ciclistas, subir los puertos simplemente para volver a bajarlos.

Montse y Jose

A nosotros después de 170 Km aún nos quedaba recorrer 28 Km más hasta Tarascón donde teníamos el vehículo así que clavamos las calas en los pedales y empecemos el descenso y la vuelta a casa.

Joselook.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades Jose y Montse.

Preciosa marcha e impresionante crónica.

Pep